Cuatro días después del juicio en el que Djokovic le ganó la primera batalla al gobierno australiano, ha llegado una decisión que, en un principio, entierra todas las opciones que tenía el serbio de jugar el Open de Australia. Y es que Alex Hawke, ministro de Inmigración australiano, ha decidido retirar el visado al serbio, apelando que es un peligro para la salud y el orden público.
Según informó el periodista José Manuel Amorós, los abogados de Djokovic ya estaban preparados para esta decisión, con la apelación lista para presentarla.
No obstante, están valorando las posibilidades de ganar del juicio definitivo del domingo. En caso de perder la batalla judicial, el N1 del mundo podría enfrentarse a condenas duras, como la prohibición de la entrada a Australia durante tres años, lo que, prácticamente, imposibilitaría su vuelta a las pistas en el país oceánico.
Por otro lado, un juez podría concederle una medida cautelar de libertad, que le permitiría no ser deportado y valorar todas las opciones y pruebas que pueda presentar. De momento, después de que Djokovic haya estado entrenando durante los últimos días en las pistas de Melbourne y tras la decisión del ministro, dentro de 48 horas se tomará la decisión definitiva de un culebrón que ya dura más de una semana.